viernes, 13 de agosto de 2010

Otoño en el Delta

El otoño es la estación que para muchos es sinónimo de tristeza y melancolía. La vida se va apagando. El frio lentamente desplaza al calor y los días se hacen más cortos. Pero en el Delta el otoño es distinto, es sinónimo de vida. Marrones, amarillos, rojos, verdes y muchos colores más lo transforman en una paleta de colores. Las hojas que abandonan a los arboles caen al suelo para convertirlo en un cálido colchón. Al atardecer el humo de la leña quemada se deja ver y sentir.
Un día de semana salí a remar por el arroyo Espera y el arroyo Cruz Colorada, uno de los circuitos más lindos que tiene nuestro Delta. La tranquilidad, la paz y el encanto del otoño me hicieron disfrutar de una remada sin igual.



El Liquidambar en otoño se torna de color rojo.




Diversidad de colores pintan las orillas del arroyo Espera



Las hojas que caen tapizan el suelo

Pajaro Carpintero



Pinos y Casuarinas no originales del Delta




Descanso en la interseccion del arroyo Espera y Cruz Colorada





Las flores de algunas especies florecen en el otoño


La Pintada, la casa mas bonita del arroyo Cruz Colorada


El humo de la leña quemada se expande entre los arboles


La avifauna es facil de ver los dias de semana cuando la paz reina en el rio


Desembocadura al majestuoso Parana de las Palmas


Enormes arboles en el arroyo Toro


Araucarias de mas de cien años de antiguedad crecen en las orillas del arroyo Gaviotas

miércoles, 11 de agosto de 2010


Tercera Travesía Solidaria


En la Travesía Solidaria del año pasado la pase tan pero tan bien que este año no podía dejar de participar de tan lindo encuentro donde la solidaridad y la amistad hacen de esta travesía una fiesta total. Organizada por el Club de Remo y Náutica Belén de Escobar con el fin de ayudar a los amigos isleños, una vez al año es la excusa perfecta para reunirnos entre los amigos del rio y compartir una buena remada e inolvidables momentos.
Mi tercera Travesía Solidaria comenzó el jueves a las once y media de la mañana cuando me subí a mi kayak y comencé a remontar el rio Lujan. Con un radiante sol que brillaba en las aguas y que confortaba el rostro fui disfrutando del entorno que me rodeaba. Atrás quedaron los astilleros, las torres del Marinas Golf, el club ACA hasta que a la una de la tarde llegue a Dique Lujan. Ya con hambre quise bajar a comer en donde esta la vieja estación de ferrocarril con su vagón de antaño. Un pintoresco sitio para descansar pero debido a la cantidad de juncos que existen en la orilla de la plataforma se me hizo imposible desembarcar. Como era temprano decidí continuar y buscar un mejor lugar para almorzar.
Seguí remando por el rio Lujan, el cual se torno angosto, apacible y agreste. Un avión que volaba en círculos sobre mi cabeza irrumpió con el ruido de sus motores la tranquilidad de la cual venia disfrutando. Por fin se marcho y quedamos solos el rio y yo. El avanzar de mi kayak cortaba las espejadas aguas desdibujando todo lo que se reflejaba en ellas. Una sigilosa garza mora que se posaba en la orilla salía volando cada vez que me acercaba y no faltaron los Martin Pescador que aparecían de a ratos con sus bellos colores. Así llegue al arroyo Correntino y a las tres de la tarde pare a descansar y almorzar en la barca abandonada que se encuentra en una de sus márgenes. Luego de comerme unos sándwiches y de tirar algunas fotografías y como no quería que me agarre la noche continué viaje.









Una hora después y con el sol todavía en alto el correntino me saco al ancho Paraná de las Palmas. Quieto estaba el rio lo que me permitió acercarme a los barcos abandonados para fotografiarlos en su lugar de descanso final. Remonte los últimos quinientos metros hasta que llegue al Club de Remo y Náutica Belén de Escobar. El primero que me recibió fue el Cabezón (Marcelo Alejandro Farías) de Gualeguaychu. El loco estaba sentado con el mate esperando mi arribo. Nos saludamos cordialmente y nos conocimos personalmente ya que solo nos conocíamos del facebook. Enseguida mate en mano y mientras yo armaba la carpa nos pusimos a charlar. También se nos sumo Martin Anunziato uno de los primeros socios del CRNBE en llegar al club. El atardecer estaba espectacular y me acerque a la orilla del rio para registrarlo en mi cámara.






El viernes amaneció muy frio y que podíamos esperar, si estamos en pleno invierno. Un manto blanco cubría al Paraná dándole un aspecto fantasmal y entre la espesa bruma se abría paso un silencioso buque. Muchos amigos palistas llegaron al Club entre ellos Ale Carranza, Pedro Gastauer, La India (Blanquita), Héctor Alonso, Jorge Villanueva, Marianita, Pedro y Rodrigo de Tigre. Más gente de Rosario Pepo Cano, Sabina, Ismael, Lisandro, Walter del Greco y Pamela. Y de San Nicolás infaltables Fer Cernadas y Nadia. Cuanto movimiento generamos los ciento veinte kayakistas que participamos de esta travesía. Gente desayunando, otros desarmando la carpa, inscribiéndose, estibando los botes y algunos ya casi listos para arrancar. Pablo y Luis dieron una breve charla sobre la actividad que se realizaría y a las nueve en punto con un sol radiante y el Paraná de las Palmas totalmente despejado comenzamos a remar.







Cruzamos el rio e ingresamos al arroyo Las Piedras. El sinfín de colores de tantos botes pintaron el lugar. El paisaje por estos lados es muy cambiante ya que por momentos abunda el monte y luego cambia a la monotonía de las plantaciones de álamo. Sectores talados y desmontados para la cría de búfalo nos dio tristeza. Remando y compartiendo charlas con distintos amigos entramos al rio Carabelas Grandes. En este rio nos reagrupamos y a partir de ese momento fuimos acompañados por la lancha de la Prefectura que fue entregando las donaciones para los isleños.





Poder ver la cara de felicidad de estos amigos lleno el corazón de alegría. Continuamos remando y pasamos el puerto de Papel Prensa, donde unas viejas balsas se hallaban amarradas. Estas extensas islas están comunicadas a través de balsas que son utilizadas para pasar autos y camionetas. A la una y media de la tarde los ciento veinte kayakistas paramos a almorzar. Había mucha hambre y de los tambuchos salió de todo, latas de conservas, fiambres, costeletas de cerdo pero creo que el premio mayor se lo llevo el Cabezón que nos deleito con un exquisita longaniza acompañada de queso y pan casero. GRANDE CABEZON!!!. Que panzada que nos dimos.





A las dos y media nos pusimos a remar otra vez. La tarde estaba maravillosa y el sol que pegaba bien de frente era muy relajante. Apenas soplaba una leve brisa. Charlando y disfrutando del entorno que nos rodeaba cubrimos los últimos diez kilómetros hasta que a las cinco y media de la tarde arribamos al camping Blondeau. Este parador data del año 1915 y cuenta con un almacén de antaño provista de todo tipo de mercadería. Sus viejos muebles hacen parecer que el lugar esta detenido en el tiempo. Cuenta con un lindo parque, cancha de futbol y un viejo teatro donde manda la madera. Los participantes se fueron acomodando y cada uno busco el mejor lugar para acampar. Al caer el sol se puso fresco y enseguida todo el mundo se puso a matear aunque otros prefirieron tomar unas cervezas en el almacén.
Llego la hora de la cena y adentro del teatro donde reinaba un ambiente de camaradería y amistad empezaron a repartir los choripan. La bandeja con la que Clarita, la kayakista más jovencita de la travesía, ofrecía los choripan, se vaciaba enseguida. Entre tanto jolgorio Pablo, Luis y el presidente del CRNBE pidieron un momento de silencio y dijeron unas palabras alusivas. Estaban muy felices por poder ayudar a la gente que mas lo necesita y por que estas travesías solidarias salen cada vez mejor. También agradecieron a todos los que ayudaron y participamos de esta tercera Travesía Solidaria. Después de esto se sortearon regalitos y se armo la guitarreada para seguir con esta fiesta de solidaridad. Como muchos estábamos cansados y con sueño nos fuimos a dormir.






El sábado amaneció muy pero muy frio. El rio estaba cubierto por una densa neblina que lo tapaba todo y el pasto y los botes estaban blancos por la helada que había caído. Un kayakista calentaba sus heladas manos sobre el fuego que ardía en una parrilla. Perezosamente los palistas se fueron despertando. Desayune con la banda de Rosario y con los amigos de Berisso bajo el techo del quincho. Café con leche y mate acompañados de galletitas y mermelada fue nuestro nutrido desayuno. Mientras levantábamos el campamento Pablo nos reunió para contarnos la actividad que haríamos durante el día. Cuando ya teníamos todo listo los ciento veinte kayakistas, las cientos veinte personas que hicieron este sueño realidad posamos para la foto grupal.
A las diez de la mañana el sol ya había quitado la neblina del rio y los kayakistas se subieron a sus botes. La caravana comenzó a remar por el Canal Alem bajo un cielo totalmente despejado y luego de un par de kms ingreso al arroyo las Piedras Remábamos tranquilos, conversando y riendo de las anécdotas que se contaban. Plantaciones y más plantaciones de álamo predominaban la zona. Estas forestaciones han reemplazado al monte original. Nos volvimos a reagrupar y la una en punto de la tarde paramos almorzar. La llegada a Escobar estaba prevista para las tres y media de la tarde pero como mi travesía terminaba en Tigre decidí continuar. Me fui despidiendo de los amigos del rio y le consulte a Pablo y Anibal por que arroyo debía tomar. Me explicaron bien para no perderme y muy agradecido por todo lo brindado a la una y media me puse a remar.







Mi tercera travesía solidaria se volvía otra vez en solitario. Otra vez quedamos el rio y yo. Continué bajando por el arroyo las Piedras hasta que llegue a una bifurcación y enganche por el arroyo Zorrilla. Este curso de agua lo disfrute mucho ya que durante su recorrido pude observar varias garzas blancas y muchos Martin Pescador. Así salí al Paraná de las Palmas, pase el CRNBE saludando a los socios que se movían seguramente esperando al resto del grupo. Atrás quedaron los barcos abandonados y el Canal Arias. A las cinco de la tarde ingrese por el arroyo Banco donde baje para sacar del tambucho la luz frontal y el celular. Corte camino por el agreste arroyo Gelvez donde viví un momento de mucha paz escuchando los sonidos de la naturaleza que anunciaban el fin de otro día.





El ultimo tramo ya de noche, cansado y con mucho cuidado lo reme por el arroyo Espera, rio Sarmiento y canal Gambado, donde me encontré con mis dos amigos Eloy y Adrian. Cuando salí del Gambado, que siempre digo que es el portal a este mundo fantástico llamado Delta, cruce el Lujan para ingresar al pútrido rio Tigre y a las siete y media de la tarde concluí con mi travesía. Y que mas puedo decir, la pase tan pero tan bien compartiendo amistad, solidaridad y buenos momentos con los amigos del rio que ya estoy pensando en la Cuarta Travesía Solidaria. Muchas gracias por todo y hasta la próxima amigos!!!

Lucas Sosa

viernes, 6 de agosto de 2010

Remando por Rosario

Cuando uno menos planea un viajecito y decide irse sin pensarlo, en ese viajecito uno la pasa mejor de lo que esperaba. El miércoles hablando por el facebook le digo al Vikingo si se copaba para realizar una travesía corta por el Delta. Me contesto, que lastima por que me voy para Rosario, bueno no importa le digo, será la próxima. Al ratito muy gentilmente me pregunto si quería ir con el, no vacile ni un instante y le dije que si. El jueves prepare la mochila y después del mediodía me fui hasta la localidad de Glew donde Néstor me levanto con el coche para ir hasta su casa en la República de Brandsen. Conocí a su vieja Silvia, me llevo a conocer el apacible pueblo, cenamos unas ricas milanesas de pollo y nos fuimos a dormir.
El viernes a las ocho de la mañana partimos hacia Rosario y el viaje se hizo muy llevadero ya que fuimos hablando de diversos temas y tomando mates. Llegamos a las doce y media a lo de Chapita (Damián) de Plásticos Tigre que nos esperaba con un asadito. Nos quedamos un largo rato tomando mate y charlando mientras el Chapita estaba construyendo un kayak. Muy interesante fue esta visita por que aparte de pasarla de diez pude observar el paso a paso de la construcción de un kayak.
La tarde estaba con un solazo bárbaro y para aprovecharla nos dirigimos hacia la costanera, precisamente a la guardería Buenaventura. Lo saludamos a Ramón y nos encontramos con Virginia amiga del Vikingo y mi nueva amiga del rio. Retiramos un Yamana, un Franki y un Churrasco y a las cuatro de la tarde remontamos el Paraná. Antes de llegar al puente cruzamos y bajamos en una playita de la Isla Verde. Virgi nos cebo unos ricos mates charlámos del rio, de las travesías y del último encuentro en la Isla Martin García. Para estirar las piernas caminamos por una zona donde había lagunitas con camalotes y donde Rosario quedaba de fondo mostrando ese contraste entre la naturaleza y la ciudad. El día fue llegando a su fin y aproveche para sacar unas buenas fotografías del atardecer. Con las últimas luces cruzamos el Paraná, dejamos los kayaks y en media horita llegamos a la casa de Virgi, donde muy hospitalariamente nos alojo durante todo el fin de semana. Gracias Virginia!!!!






Esa noche la pasamos genial hasta conocimos a una famosa y todo jaja, la Chechu de cuestión de Peso se acuerdan? Resulto ser amiga de Virgi y el Vikingo enseguida me vendió como candidato. Cenamos pizza y cerveza junto a la compañía de Berna un amigo de Vir y el Vikingo. Eran las doce y monedas y partimos. Fuimos a buscar a Maxi otro amigo más y salimos a disfrutar de la noche Rosarina. Bar, boliche y larga la noche para contar lo bien que la pasamos jaja.

El sábado Virginia nos despertó temprano por que el día estaba esplendido. Desayunamos, juntamos los bártulos de acampada y partimos a la guardería. Retiramos los kayaks, estibamos y nos pusimos a remar. Remontamos el rio hasta el puente y cruzamos paralelo a este, peleando con las corrientes que se forman entre los pilotes hasta que alcanzamos la otra orilla y pasamos por abajo. Remontamos un km más hasta que descendimos en un claro que había en la costa. Estaban dos amigos kayakistas de Vir con el fueguito encendido y nos convidaron mate. El Vikingo buscaba leña cuando se encontró con una culebrita verde y me llamo a los gritos. Enseguida tome la cámara y tire unas lindas fotografías. Al rato cayo Berna y junto a Néstor pusieron el matambre a la parrilla.







Más gente se sumo a nosotros al llegar el grupo de la escuelita del Colo Weir en botes dobles y singles. Algunas caras conocidas de Martin García y otros a los que no conocía compartieron la tarde tomando mate y charlando. Poco a poco se fueron retirando hasta que solo quedamos los tres disfrutando de la tranquilidad y de una hermosa puesta del sol que pinto de naranja al Paraná. Mientras anochecía Vir armo la carpa y con el Vikingo nos encargamos de buscar leña para mantener el fuego encendido. Cenamos picadita, galletitas con queso, matambrito acompañados de un buen gancia batido que se preparo Néstor. La noche fue muy bonita ya que no hacia nada de frio, y con la luna llena y el puente iluminado dibujando líneas en el agua nos quedamos hablando de la vida.




A las siete de la mañana estábamos arriba ya que como habían entrado algunos mosquitos a la carpa era imposible seguir durmiendo. Estaba fresco con cielo nublado y reavivamos el fuego para calentar el agua para desayunar. Mateamos un buen rato hasta que levantamos campamento. A las diez ya estábamos remando y con corriente a favor bajamos hasta el Paraná Viejo donde encontramos una linda playita para pasar el día. Después de juntar buena cantidad de leña me dedique a explorar los alrededores. Caminando entre los alisos encontré flores de camalotes que quedaron depositados allí por la inundación, nidos de avispas y de aves y mariposas a las que pude fotografiar.




Pasamos una tarde espectacular entre charlas, fuego y el mate que paso de mano en mano hasta que llego la hora de pegar la vuelta. Subimos a los kayaks y en diez minutos ya estábamos bajando en la costanera. Lo bueno que también tienen en Rosario es que en diez o veinte minutos se cruzan con el kayak y ya están sentados disfrutando de la tarde y tomando mates.
Volvimos a la casa de Virginia, nos pegamos un buen baño y nos sentamos a charlar mientras Alejandra y Maxi, ídolos totales, cocinaban pastel de papa. Cayó Maxi (Kung Fu) y todos nos sentamos a cenar deleitándonos con el riquísimo pastel de papa. Fue una excelente velada donde compartimos anécdotas de travesías y muchas risas.
El lunes por la mañana nos despertamos y Virgi nos espero con el desayuno listo. Como queríamos volver temprano armamos las mochilas y con muchos agradecimientos nos despedimos de Virginia. Nuestra última visita fue a la casa de Chapita donde tomamos mate junto a la compañía de Pablo Komer y su esposa. Todavía no habíamos salido de Rosario cuando pinchamos una goma la cual se cambio enseguida y seguimos viaje.
No me esperaba vivir un fin de semana tan lindo, realmente la pase excelente, la pasamos excelente y lo que mejor me llevo de esta escapada a Rosario son los nuevos amigos que conocí. Gracias Vikingo!!

Lucas Sosa