viernes, 27 de marzo de 2009

E HIZO MUCHO PERO MUCHO FRIO
























Escapada a Escobar. 16 al 18 JUN 07


Creo que esta travesía fue especial, distinta a las demás, será por que estuvo llena de anécdotas, picardía e inolvidables momentos. Y en esta ocasión le dimos la bienvenida a Guiyo (Guillermo) que debutaba como kayakista de travesía.
Hacia rato que andábamos con ganas de conocer Escobar así que aprovechamos el fin de largo para llegar hasta allá.
Mis amigos y compañeros Pablo Martino (Iron Man), Guillermo Torres (Guiyo), cada uno con un Touring de Asiak y Eloy Abate con su pequeño pero veloz Arrow, tambien de Asiak. Yo con mi fiel Cruz Diablo de Weir.
Nos reunimos en el Club Hispano el sábado por la mañana, estaba bien frío, pero las ganas y el entusiasmo que teníamos para realizar este viaje lo hacían olvidar. Terminamos de estibar los kayaks, los llevamos hasta la rampa y al mediodía comenzamos a remar aguas arriba el río Lujan.
Ibamos con corriente en contra pero disfrutando del paisaje, de un lado las viejas casas isleñas y del otro la costanera, destacándose por sobre todo el majestuoso y antiguo Casino Tigre Club (llamado erróneamente Tigre Hotel) hoy restaurado y convertido en Museo de Bellas Artes, luego de años de abandono. Mas adelante llegamos a la zona de astilleros donde pudimos ver diversas embarcaciones. Seguimos remando y sobre la márgenes del rio dimos con el exclusivo complejo de torres Marinas Golf, con el camping del Automóvil Club Argentino (ACA) el cual posee una enorme balza para cruzar a sus socios y el canal Villa Nueva hasta que finalmente arribamos a Dique Lujan donde hicimos la parada para almorzar.
Aquí descendimos sobre lo que parecía ser el viejo puerto y la vieja estación de ferrocarril. En este lugar había un vagón de antaño, una verdadera reliquia que se conservaba en excelente estado y aun tenia manijas de bronce en las puertas. El piso un colchón de hojas que crujían al caminar, era una postal otoñal. Al lado de este agradable parque hay una guardería náutica donde se encuentra amarrado el enorme crucero Ciudad de Colonia el cual perteneció a la CIA. Argentina de Navegación Fluvial SA cumpliendo el servicio Buenos Aires-Colonia en los años 40.
Después de almorzar y descansar continuamos viaje, de aquí en adelante el rio Lujan cambia totalmente su fisonomía, se torna estrecho y menos caudaloso, sus aguas cambian del color marrón a negruzco y la vegetación es mas frondosa y tupida. Es sumamente tranquilo, poco transitado por las lanchas, con varias casas isleñas habitadas y otras abandonadas hace años. Vimos varios Martín Pescador que enseguida volaban al percibir nuestro paso. Es un ave muy bonita que solo se la observa en lugares alejados.


Siguiendo con el recorrido alcanzamos la entrada del Correntino, otro arroyo de características similares al Lujan, con la diferencia de que en uno de sus bordes se encuentra una amplia zona de camping bastante despejada de árboles y vegetación. Sin darnos cuenta y con el sol casi escondido salimos al Paraná de las Palmas, el atardecer era acogedor, el cielo estaba de color amarillo y rojizo, fue un momento para no olvidar jamás y donde quedamos captados en una de las mejores fotografías que hasta ahora yo vi.
Ya de noche remontamos doscientos metros el Paraná y a las seis y cuarto de la tarde bajamos en la playa del Club de Remo y Náutica Belén de Escobar (CRNBE). Aquí fuimos recibidos por Roberto Vilmaux colega kayakista y escritor de la pagina de kayakismo chanaaventuras, el cual nos dio la bienvenida y nos mostró las instalaciones del club. En unos instantes levantamos campamento y luego de la confortable duchita nos fuimos para el puerto. Recorrimos la desierta costanera en busca de alguna local de comidas pero se encontraba todo cerrado. Finalmente compramos hamburguesas en un provisto almacén del lugar. El que se encargo de cocinarlas fue Eloy y salieron riquísimas.
El domingo amaneció bastante fresco y me daba fiaca salir de la carpa. Finalmente tome coraje y sali, me acerque a la orilla del Paraná y no se veía absolutamente nada, pues había una espesa niebla que hacia imposible la navegación. Pero a medida que fue saliendo el sol la mañana se puso muy agradable. Luego de desayunar empezamos a estibar los kayaks y a las once y media de la mañana estábamos prontos para continuar viaje. Nos despedimos de Roberto dándole las gracias por habernos dejado pernoctar en el club. Hasta la vuelta colega.
Una vez en el agua comenzamos a bajar el Parana de las Palmas, enseguida pasamos por el puerto donde se encuentran viejos pesqueros de altura en proceso de desguace, otros inclinados todos herrumbrados, parece ser este su ultimo lugar de descanso.
Continuamos con corriente a favor hasta llegar al Canal de la Serna donde descendimos a comprar comida. Teníamos la idea de realizar campamento agreste, siendo así que pusimos proa al arroyo Durazno en busca de algún sitio deshabitado para pasar la noche. Este angosto río es muy pintoresco con abundante vegetación, productores de miel y casas de fin de semana. Remamos alrededor de media hora hasta que divisamos un limpio terreno con un rancho que parecía estar abandonado. Nos cercioramos bien que no estuviese habitado y allí bajamos. Guiyo, Eloy y yo armamos las carpas pero Pablo eligió apolillar adentro de la casa solo con la bolsa de dormir. Que grande Iron.
Pasamos la tarde disfrutando del sol y de la paz de este paraje. Tomamos mate y tiramos líneas de pesca, probando suerte sacamos algunos bagres y sábalos.

Fue cayendo la noche y mientras con Pablo tomábamos fotos adentro del rancho un problemita surgió. De la nada apareció un bote con una persona arriba, por momentos pensamos que era el dueño de lugar. Enseguida salimos de la casa para ver que pasaba, este hombre nos hablaba pero no lográbamos entender lo que nos quería decir. Parecía que pretendía pasar la noche allí o quizás compartir algún vino con nosotros. Se notaba a la legua que estaba medio ebrio no le entendíamos ni jota. Por suerte se canso y de a poco se fue alejando, que julepe nos pegamos, nos hicimos la cabeza un buen rato pensando que volvería mas tarde, solo o acompañado para sacarnos de allí. Menos mal que no paso a mayores y solo quedo en una divertida anécdota para contar.
Ya mas tranquilos encendimos la fogata, como costo encenderla, pero con garra y un chorrito de bencina (pobre Eloy casi se tiene que tirar al agua jajaja) encendió y nos brindo calor y luz para pasar la oscura y helada noche. Sobre este confortable fuego asamos chorizos a la brochet que improvisamos con ramas verdes del lugar. Salieron muy buenos y después de cenar nos fuimos a dormir.
El lunes por la mañana el frío se sintió con todo, la temperatura bajo por debajo de los 0 grados y llego al punto de congelación. Afuera estaba todo blanco y congelado, kayaks, cubres, palas y riñoneras tenían una capa de hielo. Nosotros habíamos dormido en carpa y también se encontraban congeladas. Que ofri. Solo para fanáticos.
Emprendimos el regreso hacia Tigre a las once de la mañana. Salimos del Durazno hasta el arroyo Paicaraby, bajamos por este hasta el Paraná de las Palmas , el cual cruzamos sin percances, e ingresamos al rió Capitán. Aquí remamos alrededor de una hora arribando al parador el Toro a la una de la tarde donde almorzamos y recordamos el percance de la noche anterior, no paramos de reírnos. Nos faltaba poquito para llegar asi que continuamos el derrotero por el río Capitán, Tres Bocas, río Sarmiento y el Lujan llegando a Tigre a las cuatro de la tarde.
Que bien que la pasamos en esta travesía junto a Pablo, Guiyo y Eloy, como dije al principio fue especial, conocimos nuevos lugares y vivimos divertidos momentos compartiendo algo muy importante como es la camaradería y amistad. Un abrazo grande y hasta la próxima muchachos.


Lucas Sosa

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