jueves, 26 de marzo de 2009

Y VOLVIMOS A LA ISLA OTRA VEZ

Travesía Tigre - Martín García 24 al 27 MAY-07




El feriado nacional para conmemorar el día de la Patria nos dio una nueva oportunidad para salir de travesía, pasado poco mas de un mes del encuentro de kayeros en Martín García fuimos para la Isla otra vez y arriba de nuestros kayaks nos sentíamos libres como aquellos criollos de 1810.

El jueves salí del laburo con todas las ganas del mundo, tome el tren en Retiro y me fui directo para Tigre, llegue temprano al club y mientras esperaba a Eloy y Esteban me puse a estibar el bote y a charlar con Luis, amigo kayero que me había acompañado en la travesía anterior. Alrededor de las cinco de la tarde llegaron mis dos amigos y en un ratito ya tenían listos sus kayaks. A las seis ya estábamos navegando y por razones laborales no nos quedo otra que salir a esta hora. Cruzamos el río Lujan, ingresamos por el canal Gambado, luego por el canal Rompani y tomamos el arroyo Abra Vieja donde por seguridad paramos unos instantes para encender las luces frontales y los destelladores pues ya había anochecido. Continuamos remando hasta salir al río Sarmiento y después tomamos el río Capitán, aquí teníamos que ir atentos ya que algunas lanchas transitaban por la zona. Remando a buen ritmo a las ocho y media de la noche llegamos al Paraná de las Palmas, donde antes de cruzar bajamos en un muelle para tomar un cafecito caliente y comernos unos alfajores. Luego de reponer energías empezamos a cruzar el Paraná donde nos deleitamos observando los destellos de las boyas del canal y las luces de las diversas embarcaciones que navegaban por el. Una vez en la otra orilla ingresamos al río Capitancito, luego tomamos el Aguaje del Durazno y nos adentramos en el Arroyo Chana.

A pesar del frío que hacia gozábamos de la magia de la remada nocturna, la luz de la luna nos iluminaba el camino y el cielo que se encontraba totalmente estrellado nos regalo mas de una estrella fugaz, el silencio solo era interrumpido por el ladrido de los perros que salían de las casas al escucharnos pasar. Como teníamos previsto llegamos al Club Motonautico a la medianoche, aquí después de una confortable ducha caliente y de dos espectaculares pizzas nos fuimos a dormir. Gracias Alberto por esperarnos.

El día de la Patria amaneció despejado y con sol radiante. Nos levantamos temprano y luego de desayunar comenzamos a preparar los kayaks. A las once de la mañana ya estábamos navegando en las aguas del Paraná Mini. Bajamos por este hasta su desembocadura e ingresamos al Río de la Plata para comenzar el cruce a la Isla Oyarbide. El fuerte viento norte que soplaba lo teníamos en contra y los juncales de la margen izquierda se hallaban con muy poca agua. Nos alejamos de la zona de bancos y tiramos el cruce a la derecha donde cometimos el error de meternos en una zona donde la corriente era fuertísima y no nos dejaba avanzar ni un metro.

Dada la situación no quedo otra que alejarnos de este lugar y empezar a remar con todas las fuerzas que teníamos y después de una hora de paleo alcanzamos el Canal Lancha Petrel. Aquí descansamos y remando por la orilla para evitar la fuerte correntada alcanzamos el Canal Buenos Aires. Comenzamos con el cruce el cual resulto muy fácil debido a que el oleaje era tranquilo y la deriva nos dejo justo en el muelle de entrada a la Isla. Arribamos a las cuatro de la tarde.

Con las ultimas fuerzas subimos los botes hasta la calle y llevamos nuestras pertenencias hasta el camping, aquí armamos el campamento aprovechando la poca luz que nos quedaba. Ya de noche fuimos para el muelle a observar el rio, era increíble como en medio de la oscuridad se observaba la estela de luz de la Ciudad de Buenos Aires. Volvimos para el camping y cocinamos hamburguesas a la parrilla. Quedamos super satisfechos y dado el cansancio físico que teníamos nos fuimos a descansar.

El sábado estaba hermoso y lo aprovechamos a pleno, comenzamos a recorrer la isla a las once de la mañana, visitamos la cantera, la casa de bombas, el crematorio, el aeródromo, las abandonadas instalaciones del ex Cuerpo de Grumetes de la Armada y el antiguo faro donde subimos y tomamos fotografías panorámicas del lugar.

Continuando con el recorrido pasamos por el misterioso cementerio, el Monumento a los Héroes Comunes de Ambos Pueblos y por el Monumento de las dos Banderas. Luego caminamos por el frondoso y verde camino de la Selva y de allí salimos nuevamente a la zona urbana. Paramos para descansar y almorzamos dos riquísimas pizzas caseras en el kiosco que allí hay. Eran casi las cuatro de la tarde y nos acercamos hasta el comedor Fragata Hércules a buscar agua caliente para el mate, todavía había algunos turistas dando vueltas por ahí. En las amplias salas pudimos observar viajas fotos de la isla.

Cargado el termo arrancamos para el barrio chino, Esteban y Eloy estaban fascinados por el sitio y las viejas casas abandonadas, llegamos hasta el mirador y subimos a este a tomarnos unos buenos verdes. Aquí esperamos el atardecer que fue de los mejores que habíamos visto en años, el sol sin que ninguna nube que lo tape se puso perfecto sobre el horizonte. Fue un premio que nos dio la naturaleza por el esfuerzo hecho para llegar a la Isla.

Emocionados por el espectáculo emprendimos el regreso para el camping, caminamos por otro sendero y a su derecha estaba el gigantesco tanque de combustible. Nos apeno mucho ver como un pequeño derrame se estaba filtrando para la selva, contaminando y ensuciando el lugar. Si la isla es una reserva Natural no se como nadie controla este problema que se ve a simple vista. Pasamos por el almacén y compramos chorizos y vacío para tirar a la parrilla.

Caída la noche encendimos un lindo fueguito y entre mate y mate charlamos sobre la isla y sus encantos. Como a las nueve y pico de la noche cenamos e hicimos la sobremesa hablando con dos prefectos que se encontraban de rondín. Cuando estos se despidieron sin dar mas vueltas cada uno rajo para su carpa a dormir.

El despertador sonó cinco y media de la mañana, daba fiaca levantarse pero teniamos un largo regreso. Desayunamos en las penumbras a esa hora todavía no había ni luz solar ni luz eléctrica no se veía mas de cinco metros, la noche estaba bien cerrada. Levantamos campamento y en dos viajes trasladamos todo el equipo hasta los botes. Previa partida fui hasta el puesto de guardia del muelle para dejar asentado el derrotero que haríamos. A las ocho y media de la mañana, con cielo nublado y un leve viento sur dejábamos a nuestras espaldas la Martín García. Cruzamos el Canal Buenos Aires sin problemas, llegamos a la isla Oyarbide e instantes mas tarde y con corriente a favor bajamos a buena velocidad por los Pozos del Barca. El viento sur se sentía en la cara y en las manos pero por suerte había un poco de sol que aminoraba el frío. A la una de la tarde entrábamos al Paraná Mini y enseguida nos tiramos a su margen derecha para repararnos del viento y de la corriente. Así llegamos al angosto y pintoresco arroyo Diablo, navegamos por este con corriente a favor hasta los Bajos del Temor. Ya eran las dos de la tarde, nuestro amigo Juan nos esperaba en el Fondeadero para almorzar pero nosotros recién empezábamos a cruzar los Bajos. Por suerte y gracias al viento sur se encontraban con bastante agua. Fue una larga remada por río abierto, las olas de costado molestaban, mojaban y corrían el rumbo del kayak todo el tiempo. Al fin cruzamos el Paraná, remamos el canal Honda con buena velocidad, miramos la playa del Fondeadero pero Juan ya no estaba eran mas de las tres.

Bajamos un tramo por el río Urion hasta que decidimos entrar al canal Borazo y aquí descansamos del viento otra vez. Ya llevábamos seis horas de duro paleo y el cansancio se hacia sentir. Seguimos por el arroyo Dorado hasta el río San Antonio, subimos por este hasta el Sarmiento e ingresamos al arroyo Abra Vieja parecía que no llegábamos mas.

Cuando vi el canal Rompani estaba feliz no nos faltaba nada, cruzamos el Sarmiento nuevamente y tomamos por el canal Gambado. A las seis de la tarde y después de ocho horas seguidas de remo tocamos la rampa del Hispano. Valió la pena el esfuerzo realizado en esta travesía, Esteban y Eloy quedaron mas que felices de conocer un nuevo lugar y yo muy contento de poder haber regresado por segunda vez a la maravillosa Isla Martín García.

Lucas Sosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario