martes, 31 de marzo de 2009

HACIA EL URUGUAY EN INVIERNO





















Travesía Tigre- Carmelo (R.O.U) 21 al 27 de julio 2007


En pleno invierno y aprovechando la semanita de vacaciones que teníamos, cruzamos el gran rio o Mar dulce como lo llamaron los primeros navegantes y llegamos al apacible pueblo de Carmelo. El sábado 21 de julio, luego de estibar los botes y tomarnos unos buenos mates con torta fritas, servidos por Nolberto q ya tenia su kayak listo hacia rato, pusimos proa hacia el Parana Mini donde pasaríamos la primer noche.
Con muchas ganas de remar cruzamos el rio Lujan, navegamos por los canales Gambado, Rompani, arroyo Abra Vieja, rio Sarmiento e ingresamos al poblado rio Capitán. Allí sobre el parador Aku Aku nos encontramos con Alfredo, Leandro y Mónica, que nos estaban esperando para despedirnos y desearnos éxitos en la travesía.
Seguimos paleando y observando las innumerables casas que en sus orillas se levantan, nos llamo la atención una de enormes dimensiones. Decíamos que era demasiado rancho para un lugar diferente donde justamente lo que se busca es un cambio de vida. Pero hay personas que no se acostumbran a lo sencillo y terminan viviendo o haciendo lo mismo que en la ciudad.
Después de dos horas y media de navegación arribamos al terrenito donde se encuentra la barcaza encallada, aquí almorzamos y estiramos las piernas.
Ya descansados emprendimos el cruce del Paraná de las Palmas, atrás quedaba el pintoresco rio Capitán y como isleños en sus botes nos internábamos en la segunda sección. Hicimos el derrotero tradicional para llegar al Mini, arroyo Capitancito, aguaje del Durazno y arroyo Chana, sobre este ultimo Nolberto paro en la casa de un isleño para comprar miel, todavía estaba sin refinar, recién sacada de las colmenas y tenia un sabor delicioso.
Pasadas las seis de la tarde arribamos al Club Motonautico, donde luego de acomodarnos disfrutamos de la esperada y confortable mateada. Mas tarde llego la hora de la cena, deleitándonos con las tradicionales y exquisitas pizzas que cocina la mujer de Alberto, obviamente acompañadas por un par de cervezas. Conformes por la comilona y con el cansancio presente nos retiramos a dormir.
El domingo me levante temprano, el día no estaba tan católico que digamos, el cielo nublado anunciaba que tendríamos lluvia y el frio se hacia sentir. Post desayuno y luego de algunos intentos fallidos de pescar algún pejerrey, estibamos los kayaks y a las once de la mañana empezamos a navegar. Atravesamos el Parana Mini e ingresamos al arroyo Tuyupare y remamos por aquí hasta ingresar al canal 3. Este nos llevo hasta el arroyo Largo, bien puesto esta su nombre, parece que no termina mas. El largo se destaca por la cantidad de plantaciones de álamos, árbol que después de diez o doce años de crecimiento es talado y su madera se emplea para la fabricación de cajones de frutas y pasta celulosa. Otras plantaciones que abundan son los pinos y palmeras.
Por momentos la remada se tornaba monótona ya que el paisaje es siempre el mismo. Así desembocamos en el rio Barca Grande, cruzamos y entramos al arroyo Laguna del Barca. Un cartel en su orilla anunciaba que estábamos a solo 10 km del Parana Guazu. Como ya era la hora de almuerzo detuvimos la marcha y bajamos en un rancho abandonado para comer.
Fue en este momento que se largo a llover, la tarde estaba horrible y el viento no paraba de soplar.
Luego de almorzar continuamos viaje, la lluvia ya había parado e increíblemente empezó a despejarse. El viento que tanto nos había molestado decidió limpiar el cielo totalmente. Con corriente a favor y con el sol resplandeciente llegamos al Parana Guazu. Allí nos instalamos en la hostería Don Mario.
No podíamos creer el espectacular y agradable atardecer que estábamos viviendo, desde arriba del muelle y entre mate y pesca gozábamos de la paz del lugar. El rio estaba casi sin movimiento y su quietud solo era interrumpida por el paso de las lanchitas isleñas.
Con lentitud el sol se escondió en el horizonte regalándonos un momento único e inolvidable.
Ya de noche nos metimos en el quincho donde junto al resplandeciente fuego cenamos arroz acompañado de unos exquisitos bagres amarillos y mojarrones fritos. Luego del café y del chocolate nos fuimos a descansar.
Tercer día de travesía, el lunes amanece despejado pero muy frio y con vientos moderados del sector noroeste. Luego de desayunar empezamos a estibar los botes y acomodar todos nuestros bártulos. El sol de a poquito fue subiendo la temperatura, pero el viento seguía soplando y parecía que no iba a parar. Ya listos, a las once pusimos rumbo a Carmelo solo nos separaban 20 km y calculábamos llegar a las dos o tres de la tarde
Navegamos tranquilamente por el Guazu y en una hora llegamos al puesto Guazu Guazucito de la PNA. Allí bajamos y después de hacer el despacho hacia el Uruguay tramite que demoro alrededor de una hora, emprendimos el difícil y complicado cruze del Rio de la Plata. Con el viento de través comenzamos a remar hacia la costa entrerriana, teníamos que llegar hasta allí para esquivar los bancos existentes que hay sobre el rio, pero como veíamos que teníamos agua decidimos virar a estribor para ahorrarnos un trayecto de remada.
Cuando comenzamos con el viraje vinieron las complicaciones. El viento aumento su intensidad generando olas que nos estaban haciendo barrenar, Eloy no entendíamos por que razón se empezó a alejar del grupo, le grite como tres veces para que venga hacia nosotros pero se seguía alejando. Cuando veíamos que estaba cada vez mas distanciado paramos la marcha y allí quedamos boyando en medio del rio. La correntada existente nos tiro hacia un juncal, a Eloy lo habíamos perdido de vista. Nos encontrábamos en un problema importante ya que no sabíamos que era de la suerte de nuestro amigo.
No lo veíamos por ninguna parte, empezamos a hacer señas con las palas para ver si nos veía, pero era inútil ya que el viento que cada vez era mas fuerte, las sacudía violentamente. Lo primero que se nos ocurrió fue llamar a prefectura por radio para avisar que se había perdido un integrante del grupo para que salgan en su búsqueda, pero decidimos esperar un margen de tiempo, tal vez Eloy estaba retornando hacia el puesto de la PNA y así evitarnos un problema mayor para nosotros y para la PNA.
Seguíamos en la zona del juncal donde se encontraban dos grande tramayos y su respectivo pescador al cual nos acercamos y le preguntamos si había divisado a un remero, nos dijo que lo había visto retornando hacia Guazucito. Sin perder mas tiempo Nolber radio a la PNA para avisar del percance que teníamos y preguntar si Eloy había llegado allí, nos contestaron que no.

Después de esta respuesta estábamos mas que preocupados, si le pasaba algo a nuestro amigo nos encontrábamos en un quilombo terrible. Dejamos pasar unos diez minutos y radiamos de nuevo, esta vez la respuesta fue aliviadora, Eloy estaba llegando a la PNA sano y salvo, llego justo antes de que la lancha costera salga en su búsqueda.
Ni bien recibimos esa noticia nos quedamos más que tranquilos, confirmamos a la PNA que concluiríamos el cruce dado que nos encontrábamos muy pronto a la costa uruguaya y que no tenia sentido retornar ya que la corriente y el viento en contra era duro de enfrentarlo.
A todo esto Nolber mientras estábamos sobre los tramayos había sacado un par de matungos de pejerrey y una piraña que en su esfuerzo de zafar, le dio un mordisco en la mano haciéndolo sangrar bastante. Flor de quilombo nos veníamos comiendo en este cruce.
Con olas de casi dos metros de popa que en vez de barrenar nos hacían surfear y con el máximo cuidado para no volcar nos tiramos a la costa. Un poco más tranquilos y con la olas que rompían de estribor remamos hasta que ingresamos por el Arroyo Las Vacas, arribando al Carmelo Rowing Club a las cuatro de la tarde.
Fuimos recibidos muy amablemente y enseguida nos dieron habitación. Allí nos acomodamos y después de un baño renovador nos acercamos hasta prefectura para presentar los papeles de despacho.
Desde aquí retornamos hacia el pueblo e hicimos las compras para preparar la cena de esa noche. Nolberto nos deleito con dos pejerreyes y piraña a la parrilla, condimentados con provenzal y queso rayado y acompañados con batatas dulces asadas. Salieron más que espectaculares.
El martes luego del desayuno, fuimos para el pueblo y alquilamos bicis para recorrer sus alrededores. EL hombre del alquiler nos brindo información turística y nos marco los lugares de interés para conocer. Enseguida nos subimos y comenzamos el recorrido. Pedaleando por sus tranquilas calles y observando las antiguas y casas bajas nos fuimos alejando de la zona urbana y llegamos a los viñedos de la Bodega Irurtia una de las mas grandes e importantes del Uruguay. Luego de tomar fotos de los campos sembrados ingresamos a la bodega y tuvimos la oportunidad de recorrerla por dentro. Acompañados por un guía aprendimos como se realiza la elaboración del vino, este nos explico paso a paso el proceso desde que sale del viñedo hasta su embotellamiento. Era increíble observar el inmenso tamaño de los piletones y toneles de madera donde se almacenan miles de litros de vino.
Luego de la guiada continuamos por el camino de ripio hasta llegar a las canteras del Cerro Carmelo. La primera que visitamos se encontraba en desuso y alrededor de ella descansaban para siempre viejas maquinarias. Las paredes de roca dejadas por las explosiones median alrededor de 50 mts de altura, ideales para realizar escalada o rapel.
De allí pasamos a la siguiente cantera, esta si se encontraba en actividad ya que dentro de ella había gran cantidad de maquinas y en su entrada existía un cartel que prohibida la entrada. Al no poder ingresar seguimos por un sendero que nos llevo a recorrer el cerro por su parte superior. Desde arriba teníamos una vista privilegiada de los campos y lomadas de Carmelo.
Luego de un pequeño aperitivo comenzamos a descender por este circuito hasta que salimos nuevamente a la ruta justo al lado del arroyo Las Vacas. Aquí desde arriba del puentecito tomamos unas lindas fotografías del lugar.
Siguiendo la ruta llegamos hasta otra de las canteras, con la diferencia de que esta se encontraba inundada. Era como una gran pileta que en el verano aprovechan los lugareños para zambullirse en ella. Al tener 40 mts de profundidad y aguas transparentes también es utilizada para los bautismos de buceo.
De aquí en adelante volvimos caminando ya que las dos bicis se nos pincharon debido a los espinillos que abundaban en el cerro. No vino nada mal la caminata fueron unos largos 15 km por camino de ripio que disfrutarnos de manera formidable. Alrededor nuestro mucho campo y aves de todo tipo cardenales, benteveos, teros, cotorras hasta vimos ñandúes dentro de un corral. Lo más lindo el silencio y el aire fresco y limpio.
Luego de dos horas de treking llegamos al pueblo donde cruzamos el Viejo Puente Giratorio, la leyenda dice que todo aquel que lo cruza, regresa. Yo es la tercera vez que visito Carmelo.
Cuando ingresamos al Club pensábamos que Eloy nos esperaba allí pero el no estaba, había decidido no hacer el cruce. Conocer Carmelo quedaría para la próxima vez.
Por la tarde caminamos por las desiertas playas, solo se oían las pequeñas olas que rompían en la orilla. Desde la escollera observamos la lenta caída del sol que mágicamente tiño las aguas del Plata de color naranja brindándonos otro ocaso excepcional.
A la noche cenamos en un restorán, que panzada que nos dimos, comimos ravioles con salsa, milanesas con papas fritas, acompañadas de cervezas Pilsen y de postre flan con crema y tiramisu.
El miércoles amaneció soleado pero fresco, todas las mañanas mientras desayunábamos veíamos al equipo de remo entrenar sobre las aguas del arroyo las Vacas, entre ellos se destacaba un joven que viajaría a China a competir en las eliminatorias para las olimpiadas de Pekin 2008.
A media mañana fuimos hasta la Reserva de Fauna que se encuentra cerca del club, no pudimos entras ya que estaba cerrada, pero desde afuera observamos los animales que allí viven. Entre la avifauna que había encontramos pavos reales, flamencos, gallinetas, chajas y otras. Vimos varios ciervos y había hábitats de tortugas y yacarés pero no pudimos ver ninguno.
Nuevamente por la tarde caminamos por las desiertas playas de arenas, con el fresquete que hacia no había nadie. Así llegamos hasta la escollera donde nos encontramos con un amigo pescador, que a pesar del frio que hacia, no pretendía irse hasta obtener alguna pieza.
A la noche cenamos, preparamos los bártulos y tempranito nos fuimos a dormir.
El jueves con mucho esfuerzo madrugamos, el despertador sonó a las seis de la matina. Que fiaca nos dio salir de la cama, pero nos esperaba una larga remada. Luego de desayunar, estibamos los kayaks y a las ocho de la mañana comenzamos a palear. Previo cruce del rio de la Plata, paramos en prefectura para hacer el rol y el despacho hacia la Argentina. Aquí los prefectos nos demoraron casi dos horas, argumentando que teníamos que tener una lancha de apoyo para realizar el cruce. No nos dejaban partir y encima no veíamos a ningún pescador que nos acompañe. A todo esto comenzó a soplar viento y justamente nos habíamos levantado temprano para evitarlo, pero culpa de esta demora innecesaria el rio se pico.
Después de tantas idas y vueltas se presento el oficial de turno y enseguida nos autorizo a continuar viaje.
A las diez de la mañana comenzamos a cruzar el Plata, otra vez nos enfrentamos a un duro viento que nos obligo a remar con todas nuestras fuerzas, demorando dos horas y media en arribar a Guazucito. Aquí nos presentamos ante el principal y enseguida le preguntamos que había sucedido con nuestro amigo Eloy Alias “Flechita”, informándonos que el había llegado bien después del intento fallido de cruzar el rio y que había permanecido un día con ellos hasta que decidió retornar a Tigre.
En Guazucito Nolberto decidió quedarse allí y continuar viaje en solitario al día siguiente. Nos despedimos de el augurándole buen viaje. La idea con Pablo era llegar hasta la Isla Martin García pero debido a las malas condiciones climáticas no nos dieron permiso y pusimos rumbo hacia el Mini.
Subimos a los kayaks y comenzamos a remontar el Guazu, el viento soplaba a gran velocidad del sector Noroeste haciendo que avanzáramos a paso de hombre. Tardamos tres horas en remar 10 kms hasta que ingresamos al arroyo Naranjo donde finalmente encontramos refugio del ensordecedor y persistente viento.
Hicimos una pequeña parada en el camping el Sol donde descansamos y devoramos con muchas ganas un paquete de galletitas que teníamos entre las provisiones. Ya eran como las cinco y media y decidimos seguir remando.
El atardecer vino acompañado de una tranquilidad absoluta, el viento dejo de soplar y el rio era como un espejo donde las siluetas de los arboles se dibujaban a la perfección. Otro mundo parecía existir debajo de el.
Lentamente fue anocheciendo y la luna y las estrellas se hicieron presentes en un lugar donde el cielo escapa de las luces de la civilización.
Eran las siete de la tarde y cruzamos el rio Barca Grande, todo estaba iluminando por la blanquecina luz de la luna y el silencio reinante era apabullador. Por unos instantes detuvimos la marcha para disfrutar de la magia de la naturaleza.
Continuamos remando y el cansancio ya se hacia sentir, todavía nos separaban unos 13 kms del Parana Mini. A medida que avanzábamos me llamaba la atención la rectitud del rio y que el paisaje era diferente al que yo conocía. Delante nuestro comenzó a hacer señas lo que parecía ser una embarcación, encendimos las luces frontales para que nos vea y nos tiramos a un costado por precaución. Era una chata de carga bastante grande que a baja velocidad paso por al lado nuestro. Ahí empecé a dudar por donde estábamos remando ya que sumado a esto tampoco encontraba la boca del Canal N° 3 que sale al arroyo Tuyapare.
Seguía buscando miraba con atención pero nada, hasta que de golpe desembocamos sobre un ancho rio. Era el Parana Mini pero como a seis kms arriba del Club Motonáutico, sin querer por ser de noche y por error de percepción habíamos ingresado en el canal Gobernador Arana en vez del Arroyo Largo. Un bajón ya no dábamos para más y no nos quedo otro remedio que darle duro hasta que finalmente arribamos al Motonáutico minutos antes de las nueve de la noche. Fue el día que mas remamos en la travesía fueron unas nueve horas y un recorrido de mas de 50 kms.
El regreso a casa fue largo y agotador, ya que sumado el cansancio de la jornada del día anterior, nos toco remar con viento del sudeste todo el camino. Bajamos por el arroyo Chana, Aguaje del Durazno, donde tristemente vi como terminaban de quemar los restos de un frondoso monte que allí existía, el cual fue reemplazado por una plantación de álamos.
De allí salimos al arroyo Capitancito y cruzamos el Parana de las Palmas ingresando al mediodía al rio Capitán, Aquí realizamos una parada de descanso y aprovechamos para comer un par de frutas. Seguimos unos kilómetros mas por el Capitán, luego tomamos el rio Sarmiento y por ultimo el arroyo Gambado arribando al Club Hispano a las cuatro de la tarde. Ese día remamos 30 kms.
Tuvimos algunos inconvenientes y cometimos errores , pero de ellos aprendimos para que no se vuelvan a repetir. Les puedo decir que a pesar de todo, junto a Eloy, Nolberto y Pablo compartimos una muy linda travesía, recorriendo un total de 160 kms por el inmenso e inigualable Delta del Parana.
Un agradecimiento grande para la Prefectura de Guazu Guazucito que recibió y trato muy bien a nuestro amigo Eloy Y otro agradecimiento al Carmelo Rowing Club que nos atendió de maravilla y nos brindo el uso de sus instalaciones.

Lucas Sosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario