jueves, 26 de marzo de 2009

Encuentro Kayakistas de Travesia Isla Martin Garcia 2007













Con motivo del encuentro anual de kayakistas y aprovechando que con Luis García y Pablo Martino mis dos amigos y compañeros de aventuras no conocíamos la isla, decidimos realizar la travesía a Martín García. Como era la primera vez que salíamos juntos y la primera vez que íbamos hacia la isla nos juntamos dos días antes para analizar los posibles derroteros para llegar y ver el equipo que cada uno llevaría.

Llego el miércoles tan esperado, el día estaba con un sol radiante y con una temperatura mas que agradable, nos juntamos en el Club Hispano temprano por la mañana y tranquilamente empezamos a estibar nuestros queridos kayaks, la flota estaba compuesta por un travesía Turing de Asiak y dos Cruz Diablo de Weir. Mientras terminábamos de guardar los últimos bártulos nos encontramos con Héctor Alonso y sus amigos que también estaban en plenos preparativos de viaje. Ya estábamos listos y llevamos las embarcaciones hasta la rampa del club, nos despedimos de Blanquita (India del río) y el resto del grupo que allí se encontraba y a las once y media comenzamos a navegar.

Cruzamos las aguas del río Lujan e ingresamos en el tranquilo canal Gambado, luego atravesamos el Sarmiento entrando al Canal Rompani hasta llegar al arroyo Abra Vieja, subimos por este hasta retomar el río Sarmiento e internarnos en el arroyo Espera.

Continuamos viaje por el arroyo Toro, después por el arroyo Torito y otra vez el Toro hasta que tomamos por el exuberante y pintoresco arroyo Cruz Colorada, aquí sobre una pequeña playa hicimos la primer parada de descanso donde almorzamos y estiramos las piernas, en este lugar gozamos de una increíble y absoluta tranquilidad ya que lo único que se escuchaba eran los árboles que se mecían por el viento y el sonido de los pájaros, la circunstancia del momento invitaba a quedarse allí. El derrotero de ida que hicimos en esta travesía no es el tradicional para llegar a Martín García y elegimos ir por una ruta diferente ya que estábamos con ganas de remar y teníamos tiempo de sobra.

Seguimos viaje hasta que desembocamos en el majestuoso Paraná de las Palmas, allí nos pusimos a juguetear con las contraolas que se formaban detrás de una de las boyas del canal de navegación, tiramos algunas fotografías y cruzamos el ancho río. Entramos en el arroyo Paicaraby y minutos después viramos a estribor tomando por el arroyo Durazno el cual nos llevaría al Aguaje del Durazno. Antes de salir a los Bajos del Temor sobre la margen izquierda entramos al arroyo Chana, remamos por este sin ningún tipo de problemas salvo por los mosquitos que con sus molestas picaduras irrumpían el ritmo de la palada. Lentamente fue cayendo la noche acompañada de un cielo estrellado, sonidos nocturnos y una brillante luna llena que con su potente luz nos iluminaba el camino.

Así desembocamos en el río Paraná Mini, remontamos este unos cien metros hasta que arribamos al Club Motonautico a las ocho de la noche. Aquí armamos las carpas, nos acomodamos rápidamente y luego de un renovador baño fuimos a cenar deleitándonos con dos exquisitas pizzas caseras. Satisfechos con la abundante cena y cansados por las ocho horas de remo del día nos fuimos a dormir.

El jueves santo amaneció esplendido sobre el Mini, un poco fresco pero de a poquito el sol fue poniendo agradable la mañana, nos despertamos temprano y desayunamos a orillas del río, luego se acercaron dos rosarinos que también iban al encuentro, con ellos compartimos mates y charlamos sobre la ruta que cada grupo tomaría hacia la isla.

Tranquilamente levantamos campamento y las diez de la mañana comenzamos a remar, bajamos con corriente a favor por el Paraná Mini observando las grandes arboledas de álamos que con sus colores amarillos anuncian la entrada del otoño, todo un espectáculo para la vista. Antes de llegar a la desembocadura viramos a babor entrando en una zona de bancos e islas en formación y remamos por aquí hasta que salimos al Rio de la Plata. Frente a nosotros se encontraba la Isla Oyarbide y para llegar a ella cruzamos el primer canal ancho denominado Pozos del Barca Grande de unos 6 Km. de longitud. Nos demando casi una hora atravesarlo, la corriente nos daba de babor y hacia pibotear el bote hacia la derecha demandando un gran esfuerzo enderezar continuamente la embarcación.

En el río pudimos observar vísceras y una vaca muerta que venían a la deriva, probablemente bajando desde el norte entrerriano, el cual fue afectado por inundaciones y por la gran crecida del Paraná, provocando la muerte del ganado que queda a merced de las aguas.

Alcanzamos la isla y bordeamos esta por su orilla hasta que tomamos el canal Lancha Petrel aquí si que la corriente era muy fuerte, observando la costa parecía que no avanzábamos. En este sitio dimos con un numeroso grupo de kayakistas provenientes de Escobar los cuales venían al encuentro. Cuando salimos del correntoso canal pudimos divisar la Isla Martín García y emprendimos el cruce del Canal Buenos Aires, estuvo muy entretenido y emocionante ya que en medio de este el viento formo olas interesantes que rompían sobre la cubierta y salpicaban la cara. Entramos pegados al muelle de piedra y tocamos tierra a las tres de la tarde. Subir los botes hasta el antiguo Penal, el cual funciono desde el año 1881 hasta el año 1960 y en donde estuvieron presos los ex presidentes institucionales Hipólito Irigoyen, Juan D. Perón y Arturo Frondizi, fue una ardua tarea ya que este se encontraba en subida y a por lo menos 500 metros de donde habíamos atracado, tardamos mas de una hora en trasladarlos y nos canso mas que la remada para llegar a la isla. Después nos dimos cuenta de que había un tractor con acoplado que llevaba los kayaks hasta el penal, pero lamentablemente nadie nos había avisado nada.

Le recomiendo a los que lleguen por primera vez a la isla que busquen el tractor para llevar los kayaks al camping ya que se encuentra bastante alejado de la costa.

Luego de que la gente de prefectura nos tomara los datos personales y de que nos enumerara los botes sacamos toda la carga de los tambuchos y nos fuimos hasta el camping, aquí buscamos un lugarcito y armamos las carpas, terminamos de acomodarnos y nos tomamos unos buenos mates. Cuando entro la noche preparamos la cena, arroz primavera y fideos con salsa acompañados con cerveza, después de comer descorchamos dos vinitos, brindamos por haber llegado a destino con éxito, charlamos de la vida y nos fuimos a dormir.

El viernes nos despertamos a las nueve y después del suculento desayuno nos propusimos recorrer los alrededores del lugar. Para conocer un poco, la isla Martín García fue descubierta por Don Juan Díaz de Solís, el cual enterró en la isla al despensero de su nave de nombre Martín García. Es un sitio estratégico para custodiar el Rio de la Plata y fue escenario de varios combates navales desde 1810 entre las escuadras patriotas y las invasoras tanto de origen brasileño como anglo francesas. A diferencia de las islas del Delta del Paraná que son de origen aluvional, es un conjunto rocoso perteneciente al Macizo de Brasilia, de edad precambrica(unos 1.800 millones de años). Esta isla conjuntamente con la región de Tandilia son las rocas más antiguas de la Argentina. En el año 1973 Argentina y la Republica Oriental del Uruguay firman el Tratado del Rio de la Plata y establecen que la isla será destinada a Reserva Natural, también fue declarada Lugar Histórico.

Descubrimos lugares muy interesantes, como la antigua cantera de donde se sacaron las rocas para empedrar la Ciudad de Buenos Aires, la vieja sala de maquinas, el crematorio con su alta chimenea, en donde cremaban los cadáveres de los fallecidos por la epidemia de fiebre amarilla que asoló la cuidad de Buenos Aires en el año 1881. Caminando por los verdes senderos y rodeados de la esplendida naturaleza de la isla salimos a la pista del aeródromo, allí se encontraban dos aeronaves estacionadas e intercambiamos palabras con el piloto de una de ellas contándole que habíamos llegado en kayak y que tardamos día en medio en arribar, el nos contesto que había llegado en 15 minutos y sin esfuerzos, como buenos kayeros no teníamos nada que envidiarle.

Continuamos con el paseo y encontramos el viejo faro, la planta purificadora de agua, la usina eléctrica, la cual deja de funcionar desde las doce de la noche hasta la seis de la mañana dejando a la isla en penumbras.

Llegamos hasta el antiguo y misterioso cementerio en donde los mosquitos se hicieron un festín con nosotros, algunas de sus tumbas tienen las cruces inclinadas y según una versión marcan el lugar donde fueron enterradas las victimas de la fiebre amarilla., también pudimos observar huesos dentro de unas de las urnas.

Otro sitio interesante que recorrimos fue el Parque a los Héroes comunes de ambos pueblos, el cual se caracteriza por su hermosas arboledas, aquí se encuentra el Monumento a los Héroes Comunes de la Argentina y del Uruguay y también el monumento que recuerda la firma del Tratado del Rio de la Plata. Seguimos caminando por el verde y frondoso Camino de la Selva hasta salir de vuelta a la zona urbana donde hicimos un descanso para almorzar.

Se hicieron las tres de la tarde y fuimos hasta el barrio chino, este se destaca por sus viejas casas abandonadas las cuales están devoradas por la vegetación y el paso del tiempo, continuando por la calle de este salimos a la zona del puerto viejo y subimos al mirador donde teníamos una vista privilegiada del Rio de la Plata y los bañados de la isla. Aquí nos quedamos a tomar mate y a disfrutar de la tranquilidad del lugar.

Otros sitios interesantes para visitar son el museo histórico, la casa de Medicos del Lazareto, en esta misma se alojo el poeta Rubén Darío en su visita a la isla, la vieja panadería donde hacen los famosos pan dulce de Martín García, la plaza Almirante Brown, la escuela, la parroquia y las baterías 25 de mayo mandadas a construir por Domingo Sarmiento para defender la isla.

A las siete de la tarde fue el encuentro de kayakistas en el teatro, donde se hicieron los agradecimientos a la gente de Prefectura, a los del camping y a los auspiciantes del evento, hubo sorteos de accesorios y entregaron la remera de la travesía. Esa noche finalizamos cenando en el comedor Solís.

El sábado nos despertamos a las seis y media de la mañana, desarmamos las carpas, juntamos todo el equipo y después de desayunar llevamos nuestras pertenencias arriba del tractor (esta vez sin esfuerzos jaja) hasta la entrada al muelle, fuimos a buscar los kayaks los estibamos y a las diez de la mañana nos despedimos de la Isla Martín García. Cruzamos el Canal Buenos Aires escoltados por una embarcación de Prefectura hasta llegar a la isla Oyarbide, una hora después ingresamos a los Pozos del Barca y al encontrarse las condiciones metereologicas aptas para navegar decidimos remar todo por el Rio de la Plata. Paleando y paleando y solo parando para beber agua y tomar fotografías llegamos hasta la isla Zarate donde se encuentra el canal de navegación Mitre, atravesamos este e ingresamos al pintoresco arroyo Surubí donde a las tres de la tarde después de cinco horas continuas de remo, tomamos prestado el muelle de una linda casa para almorzar y descansar.

Satisfechos por el almuerzo partimos de aquí a las cinco de la tarde, estábamos a mitad de camino y solo nos faltaban tres horas para arribar al club. Bajamos por el río Urion, el canal Vinculación y al tomar al arroyo Gutiérrez se nos hizo de noche, remamos un tramito del Abra Vieja hasta salir al río Lujan con corriente en contra y llegamos a Tigre a las ocho de la noche.

Compartimos otra exitosa travesía en una isla mágica y misteriosa distinta a las demás, llena de naturaleza e incontables historias que invitan a visitarla otra vez. Un abrazo y hasta la próxima aventura.

Lucas Sosa

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